La complejidad de la vida universitaria

En la vida diaria, y de forma práctica, puede decirse que convertirse en universitario equivale en convertirse en una persona mayor de edad. No en el sentido literal, que en nuestro país se marca al cumplir los 18 años, que también; sino que, más allá de la edad numérica, se presupone que ahí es cuando una persona empieza a tomar decisiones que afetarán no sólo a su presente, sino a su futuro, y tendrá que hacerse responsable de las diversas circunstancias que irán apareciendo en su existencia.

Puede que esto te parezca una introducción muy elaborada y casi sacada de un libro de filosofía vital. Si fueras mal pensado, creerías que es una forma de acojonar a todos aquellos estudiantes que vayan a comenzar su vida universitaria. Pero no es nada más que una forma de poner en palabras la realidad que, a pocos meses de haber comenzado el curso lectivo, seguro que ya han notado los miles de nuevos universitarios y universitarias. La pregunta es: ¿qué se debe hacer ahora? Y cada cual le da la respuesta que cree más pertinente.

Sin embargo, por muchos que estos chicos y chicas quieran afianzar su individualidad, la realidad es que aún son de muy dejarse llevar por el rebaño, y muy pocos son capaces de salirse del grupo establecidos; por eso que se habla tan alegremente de la forma de comportarse de los universitarios, como si todos fueran a una. Y en realidad es un poco así, aunque se termine usando de forma peyorativa; aunque claro, es imposible de controlar ya que los primeros años de estudios superiores suelen ser también los de más defase de los estudiantes.

Y si pensamos que eso es solo en España, estamos equivocados. Sin ir más lejos, se ha sabido recientemente que Harvard prohíbe el sexo con estudiantes, aunque no es siquiera la primera universidad que debe tomar este tipo de decisiones. Es un hecho que las relaciones sexuales entre profesores y jovencitas estudiantes (también al contrario, aunque menos frecuentes o al menos no tan notorias) han dado lugar a escándalos en los últimos años, y no solo eso: la situación ha llegado a salirse de madre al convertirse en tráfico de influencias, alteración de notas e incluso casos de acoso y chantaje. Es por eso que las mismas universidades, temiendo la pérdida de su prestigio y sin querer convertirse en una entidad que solape este tipo de comportamientos, han debido tomar en sus manos el asunto con la aplicación de estas normas de conducta.

En realidad, ¿están las jóvenes universitarias tan desatadas? Bueno, si sois aficionadas al porno online, no hay duda de que habréis visto mil videos de chicas xxx que, recién llegadas a la Universidad, pasan más tiempo teniendo sexo salvaje que hincando los codos, esto es así. Y bueno, se puede decir que esa etapa de las estudiantes coincide con la edad del despertar sexual a lo bestia, cuando una se siente víctima de las hormonas desatadas; sin embargo, dejando aparte que la pornografía pretende despertar y materializar nuestras mayores fantasías eróticas, hay que decir que no es lo normal encontrarse universitarias con las tetas al aire por ahí, así como así. Es cierto que estas jóvenes empiezan a tener en ese momento libertades hasta entonces no disfrutadas, y que las tentaciones las abordan por todos lados: sin horarios, sin mayores responsabilidades que las de estudiar, muchas de ellas fuera de casa, y con un sinfín de opciones sexuales entre compañeros, nuevos conocidos y profesores. Y puede que por ahí vayan la multitud de normas y leyes que los campus están creando, aunque no hay que olvidar que eso también podría ser para su protección, pues muchas de ellas también sufren la fama de esas espectaculares porno universitarias.